Música
La coexistencia de dos tipos de representación en la música eclesiástica croata es un fenómeno en la cultura medieval europea: además del canto gregoriano(se conservaron los códigos de Neum de finales del siglo XI), en el siglo IX en Dalmacia e Istria se desarrolló también el canto glagolítico, primero en antiguo eslavo, y luego en croata, y mediante la transmisión oral se mantuvo hasta el día de hoy.
En los siguientes siglos dominaron las formas musicales vocales y compositores que por su trabajo u origen se vinculaban con la zona litoral. En el Renacimiento se destacó Julije Skjavetić de Šibenik, autor de una serie de madrigales y motetes. El Barroco temprano es la época dorada de la música croata: en Split trabajaba Ivan Lukačić, en Hvar el italiano Tomaso Cechinni, mientras que Vinko Jelić de Rijeka publicaba colecciones de motetes en Estrasburgo. En el Barroco tardío el cantor de iglesia y compositor de óperas Ivan Šibenčanin trabajó en Inglaterra e Italia.
El período de clasicismo trae los primeros logros destacados de música instrumental. En Dubrovnik Luka Sorkočević compuso sinfonías graciosas a tres tiempos, su hijo, Antun Sorkočević, fue autor de la primera sonata para piano a cuatro manos, y Jelena Pucić-Sorkočević con sus canciones para voz y piano fue una de las primeras compositoras croatas. En Split trabajó Julije Bajamonti, médico, polímata, organista y compositor del primer oratorio croata, Prijenos sv. Dujma (1770), y Réquiem por Ruđer Bošković (1787). El constructor de órganos Petar Nakić en la primera mitad del siglo XVIII construyó una quincena de órganos en Istria y Dalmacia, y más de 300 en Italia del Norte. Logró fama mundial el virtuoso violinista Ivan Jarnović, compositor de varios conciertos para violín (fue el primero a nombrar "movimientos" en uno de esos conciertos).
En el siglo XIX los acontecimientos musicales gravitaron más hacia el Norte de Croacia. En Zagreb en 1827 se fundó Musikverein (hoy Hrvatski glazbeni zavod/Instituto Musical Croata, HGZ), la institución musical más antigua, con una rica biblioteca musical. En 1876 inauguró la primera sala de conciertos en Zagreb y en 1829 la escuela de música, que en 1916 se convirtió en Conservatorio, y en 1922 en la Academia de Música. El Nocturno en fis menor para piano de Ferdo Livadić de 1822 y del temprano romanticismo, junto con los nocturnos del compositor inglés John Field, se consideran entre las obras más tempranas de ese tipo en la música europea. En el auge del movimiento ilirio y en el espíritu de los movimientos nacionales románticos de otros pueblos eslavos en 1846 Vatroslav Lisinski compuso la primera ópera nacional Ljubav i zloba. La segunda mitad del siglo XIX fue marcada por Ivan Zajc, quien se destacó con sus composiciones (ópera Nikola Šubić Zrinjski, 1876), pero también como director de la Ópera y de la Escuela de Música de HGZ, y Franjo Ksaver Kuhač, fundador de la historiografía musical y etnomusicología croata, colector de cantos populares. Los grandes artistas de renombre internacional en el siglo XIX fueron el guitarrista y compositor Ivan Padovec, el violinista Franjo Krežma, y los cantantes Ilma Murska, Matilda Mallinger (hizo el papel de Eva en el estreno absoluto de la ópera de Wagner Maestros cantores en 1868 en Múnich), Josip Kašman (el primer croata que cantó en el Metropolitan, 1883–84), Blaženka Kernic y Milka Trnina.
A comienzos del siglo XX el principal compositor de la música moderna fue Blagoje Bersa (canción sinfónica Sunčana polja, 1917–19). En la generación de los compositores de la así llamada nueva tendencia nacional los más destacados fueron Josip Štolcer Slavenski (se afirmó en Donaueschingen en 1924), Krešimir Baranović (Licitarsko srce, 1924, el primer ballet moderno croata), Jakov Gotovac (Ero s onoga svijeta, 1935, la más popular ópera croata) y Fran Lhotka (Đavo u selu, 1934, el más logrado ballet croata). Boris Papandopulo, con una obra rica y multifacética (Sinfonietta para orquesta de cuerdas, 1938) representa el puente hacia la segunda mitad del siglo XX y los compositores de vanguardia, encabezados por Milko Kelemen (Transfiguracije, 1961)e Ivo Malec (Cantate pour elle, 1966), grupo al que también pertenecen Stanko Horvat, Ruben Radica, Anđelko Klobučar, Dubravko Detoni e Igor Kuljerić. A finales del siglo XX se destacaron los compositores Marko Ruždjak, Frano Parać, Davorin Kempf, Silvio Foretić y Zoran Juranić.
Entre los principales artistas croatas del siglo XX con carrera internacional destacamos a los dirigentes Lovro pl. Matačić, Milan Horvat, Berislav Klobučar y Vjekoslav Šutej, el fagotista Rudolf Klepač, el cornista Radovan Vlatković, el pianista Ivo Pogorelić, los cantantes Zinka Kunc-Milanov, Dragica Martinis, Tomislav Neralić, Vladimir Ruždjak, Marijana Radev, Sena Jurinac, Ljiljana Molnar-Talajić, Ruža Pospiš-Baldani y Dunja Vejzović. Zlatko Baloković, Tonko Ninić y Josip Klima son los más conocidos discípulos de la escuela violinista de Zagreb, fundada en la Academia de Música por Václav Huml en los años 1930. De la escuela pianista de Zagreb de Svetislav Stančić provienen Melita Lorković, Darko Lukić, Ranko Filjak, Jurica Murai, Pavica Gvozdić y Vladimir Krpan, quien en 1987 fundó la filial croata de European Piano Teachers Association. La pedagogía violonchelista fue elevada a nivel mundial por el artista italiano Antonio Janigro, a la vez el fundador del conjunto los Solistas de Zagreb (1953), el compositor Rudolf Matz y Valter Dešpalj. Entre las jóvenes generaciones tienen logros internacionales la violonchelista Monika Leskovar, las cantantes Evelin Novak y Lana Kos, los pianistas Martina Filjak, Aljoša Jurinić e Ivan Krpan.
En Zagreb se celebran varias competiciones internacionales, la de violín "Václav Huml", de jóvenes directores de orquesta "Lovro pl. Matačić", de violonchelo "Antonio Janigro" y de piano "Svetislav Stančić".
Las orquestas croatas más renombradas son la Filarmónica de Zagreb y los conjuntos de la Radiotelevisión Croata – la Orquesta Sinfónica, el coro, la orquesta de tamburica y la orquesta de jazz, y entre los conjuntos de cámara con larga reputación internacional se destacan el Cuarteto de Zagreb y los Solistas de Zagreb.
Los festivales de música y teatro tienen una larga tradición y se organizan en todo el país, pero también en el exterior. Además de los Juegos de Verano de Dubrovnik, otros grandes festivales son el Verano de Split, las Veladas Musicales de Santo Donato de Zadar, las Veladas Barrocas de Varaždin y el Festival de Música Croata de Viena.
Las operetas croatas más populares son Mala Floramye (1925) y Splitski akvarel (1928) de Ivo Tijardović, y también logró gran popularidad la primera ópera rock croata (quinta en el mundo) Gubec-beg (1975) de Ivica Krajač, Karlo Metikoš y Miljenko Prohaska. Yalta, Yalta (1971) de Alfi Kabiljo y Milan Grgić es la obra más conocida de la renombrada escuela de música de Zagreb. En la música jazz en los años 1960 tuvieron fama mundial el Cuarteto de Jazz de Zagreb, y su fundador Boško Petrović, como también uno de sus miembros, el multifacético músico Miljenko Prohaska (Intima, 1962). El festival internacional Zagreb jazz fair en los años 1980 y 1990 tuvo gran influencia sobre las jóvenes generaciones (Matija Dedić), por lo cual la escena croata de jazz sigue siendo muy viva.
La música popular tuvo varios hitos, desde los primeros schlager de los años 1920 y 1930 (Vlaho Paljetak), pasando por el más grande cantante estrella a mediados del siglo XX, Ivo Robić, quien recibió el apodo "Mr. Morgen" por su composición conocida en Alemania, la escuela de Zagreb de la chançon a comienzos de los años 1960, que se hizo famosa por Arsen Dedić, Hrvoje Hegedušić y Zvonko Špišić, hasta la victoria del grupo pop Riva en la competición europea Eurosong en Lausana en 1989 (Rock Me).
A la reputación internacional de la música rock en los años 1960 contribuyó el cantante y compositor Karlo Metikoš, conocido en el exterior como Matt Collins (Ritam kiše, 1963), y las bandas de rock croatas de más larga data son Parni valjak y Prljavo kazalište.