De acuerdo con los estándares europeos, el sistema de educación superior croata adoptó las mejores características del Proceso de Bolonia, contribuyendo de esa manera a la creciente integración de la ciencia y los científicos en Europa. Los sistemas de educación y ciencia contemporáneos croatas se basan en la tradición fundada ya en 1396, cuando se fundó la primera universidad en Zadar, mientras que la más grande, la de Zagreb, data de 1669. Entre los numerosos científicos e inventores croatas destacamos a los que especialmente contribuyeron a la ciencia internacional: Ruđer Bošković (1711–87) y Nikola Tesla (1856–1943). El primero, jesuita, matemático, astrónomo, filósofo, diplomático y poeta, se destacó como uno de los físicos más renombrados con su teoría atómica. Uno de los cráteres de la Luna lleva su nombre. El sistema de transmisión de energía eléctrica de hoy sería impensable sin el inventor Nikola Tesla, creador de la primera planta hidroeléctrica en las Cataratas del Niágara, y de motor eléctrico que se encuentra en casi todos los electrodomésticos. Otros productos que forman parte de la vida cotidiana del hombre moderno también son fruto del pensamiento creativo croata, como por ejemplo la corbata, el paracaídas, el bolígrafo, el aerostato dirigible, el reproductor mp3 o el sistema de identificación mediante huella digital. La excelencia científica tiene su máxima expresión en el Premio Nobel, otorgado a dos químicos croatas, Lavoslav Ružička (1939) y Vladimir Prelog (1975).